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El camino del artista en el escenario

Llegar a un escenario sin conocernos muy bien nos puede llevar a sentirnos incómodos, no saber qué hacer con nuestras manos, cómo pararnos ahí, a dónde ver y hasta no saber por qué estamos ahí; aunque esto no evitará tener muchas oportunidades de ser protagonistas de estos espacios y con el tiempo encontrarnos y construirnos como artistas.

Dependiendo del tiempo que tengamos para hacer ese performance que tanto preparamos, es posible que nos montemos y bajemos del escenario sin darnos cuenta de que ya pasó el momento y no lo vivimos como realmente sucedió. Puede que digamos, “yo me paré ahí y después de bajarme del escenario entendí que ya había pasado”. Entonces, ¿quién estuvo ahí?

Conocernos a nosotros mismos es uno de los procesos que nos llevará más adelante a tomar conciencia de lo que queremos ser realmente sobre las tablas, entender cómo soy, de dónde vengo, a qué reacciono, qué cosas me mueven, en qué creo, cómo pienso, qué me gusta, cómo me siento hoy; son preguntas que no se responden de un momento a otro, pero nos van mostrando el contenido de ese ser humano que respira y camina porque está vivo, que se mueve en este tiempo y espacio, que quiere ser y hacer, que desea un algo más grande que sí mismo, que se inspira con un atardecer y que es capaz de amar. Reconocernos hace que levantemos la mano en el mundo y digamos ¡Presente!

Para el arte, la conexión con nosotros mismos es imprescindible. ¿Qué mejor material de trabajo para llevar a nuestra escena lo que sentimos?

Descubrirnos nos hace vulnerables, a veces sentimos miedo de ver y sentir tanto y dejarnos en evidencia. ¿En evidencia de qué? ¿De que sentimos? ¿De que somos como todos los demás? ¿De que un día nos quebramos y otro explotamos de alegría? Somos seres vulnerables, todos sentimos, a todos nos pasan cosas que nos pueden afectar y para el público es valioso poder tener puntos de encuentro con esa persona que está siendo bañada de luz infinita por un cenital.

Esto no va a facilitar el recorrido, tampoco lo hará menos duro, pero es importante saber qué tenemos para dar, qué queremos llevar a la escena y qué le vamos a entregar al público. De este modo estaremos viviendo de verdades y no de lo que nos imaginamos que podríamos llegar a ser algún día y así contar nuestras propias historias llevando al escenario honestidad.

Poner el cuerpo en movimiento, como técnica y práctica para la expresión escénica, nos sumerge en un proceso de autopercepción física y de nuestro mundo interno, se comienzan a mover pensamientos que a su vez dan cabida a emociones, y viceversa. Con el tiempo, entendemos que habitamos un cuerpo y que a través del movimiento dialogamos con nosotros mismos y con el mundo. En cada cuerpo se encarna la historia de vida de los seres humanos, tradiciones y culturas que nos pertenecen y todo lo que vivimos día a día.

Estamos dotados de movimiento, no desperdiciemos esta oportuna realidad que nos ha brindado la existencia.

Trabajemos en conocernos y explorar la casa que habitamos, cómo pararnos, las capacidades corporales que tenemos, cómo podemos hablar con el cuerpo, aprender a identificar las emociones, convivir con ellas y expresar lo que sentimos, con el rostro, con la mirada. Esto enriquecerá aún más la escena y el performance y complementará nuestro arte.

Contar historias desde lo que somos hará que bailemos, cantemos o simplemente proyectemos nuestra propia verdad.

El camino del artista en el escenario

Ana V. Quilarque

Docente, coreografa y bailaora Inicia sus estudios de arte flamenco a los 8 años de edad, se ha formado con maestros como: Tatiana Reyna, Daniela Tugues, Goyo Reyna, Gabriela Reyes, Siudy Garrido, Rafael Campallo, Farruquito, Helena Pachón, Belén Maya. Recibió clases en Madrid, España, con Antonio Reyes, Pepa Molina, Concha Jareño, Carmela Greco y Miguel Cañas. Ha tenido actuaciones en Zarzuelas, tablaos y musicales en escenarios importantes a nivel nacional e internacional. Formó parte de la Compañía de baile Tatiana Reyna. Participo en el Film del director de cine Diego Rísquez, “Reverán” como bailaora solista. Participo en el musical Venezuela Viva y formo parte de la compañía de baile del musical “Orinoco”. Funda el proyecto “Encuentro Danzas” (2014-actualidad). Actualmente se desempeña también como profesora de expresión corporal en la Escuela Contemporánea de la Voz.